Estilema

El nuevo diccionario de la lengua

diccionario-de-la-lengua-espanola-vigesimotercera-edicion-version-normal_9788467041897Como ya saben, esta semana se ha puesto a la venta el nuevo Diccionario de la lengua española. La edición de un nuevo diccionario debería de ser motivo de júbilo para todos los que compartimos este idioma, pero no han sido pocas las críticas que le han caído al Diccionario y a la Academia que lo sustenta. Algunos periodistas incendiarios atacan la modernez de la institución criticando la entrada de vocablos como chupi, birra, tunear, culamen, friki o botellón. Claro, dicen, como algunos vetustos académicos se lían con jovencitas, tienen que usar estas palabras para estar a la altura: “Vámonos, chati, a tomar unas birras a ese garito del que todos hablan”, “Vaya culamen que luce tu nueva novia, tronco”, “Este sitio está lleno de frikis, vámonos a mover el esqueleto a otro garito”, etc. Renovarse o morir.

Otros periodistas están todo el día con el latazo de los anglicismos: que si coach, password, liftinglink, etc. ¿Qué quieren que les diga? Al final, todo el mundo los dice y se acaban aceptando. Cuando están a punto de morir de éxito, viene el lumbreras de turno y los adapta al castellano, creando híbridos con boina más horteras que Paco Martínez Soria y Fernando Esteso juntos: bluyín, pirsin, zum, bisnes, jipi (por no hablar de güisqui: el empresario que tenga el cuajo de etiquetar así la bebida escocesa va directo a la ruina).

A mí me parece mucho más peligroso aceptar palabras a las que teníamos que haber echado a patadas del diccionario: externalizar, burdo  eufemismo para enmascarar una privatización que solo pretendió acabar con el sistema público de salud; mileurista, extraña denominación para los que cobraban un sueldo de mierda y que ahora han de estar muy contentos con ese sueldazo; serendipia, mayúscula horterada para la chiripa de toda la vida; amigovio (¿de verdad alguien utiliza esta palabra?); gayumbos (en seria competencia con calzoncillos: ¿cuál de las dos suena peor?). Antes de que entraran todas esas preciosidades, tendrían que haber arreglado un poco la definición de algunas, como feminela, que, según el diccionario, es un “pedazo de zalea que cubre el zoquete de la lanada” (debo este descubrimiento a Xosé Castro, que me hizo reír mucho con esta y otras definiciones del diccionario).

A pesar de lo dicho, yo soy un friki de las palabras y de los diccionarios. Y celebro mucho cada entrevista que, con motivo de esta nueva edición del diccionario, le hacen a José Manuel Blecua, director de la RAE. Escuchándole (y también a Pascual y a Rico) he pasado momentos muy gratos en mi vida. No me cuesta nada imaginármelos en la barra de un bar, con un whisky (que no güisqui) en la mano, revolcándose de risa con todas esas definiciones de su diccionario.

 

 

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