Últimamente, me he tropezado varias veces con el nombre de Bob Dylan. Primero fue una canción antigua rescatada por casualidad en You Tube; despues, un poema de Benjamín Prado, y, ayer mismo, leí una noticia en la que se afirmaba que el cantante iba a poner su voz a un navegador GPS. Pero el intérprete de Forever Young se tomaba un poco a chacota su cometido e ironizaba con que, más que guiar, podía despistar al conductor: «La siguiente, a la izquierda. No, a la derecha. Bueno, mejor, siga recto».
Ya podrían sustituir aquí también esas voces cibernéticas por otras más adecuadas. He estado pensando y creo que la mejor voz española para un GPS sería la de El Fari. El Fari, esa mezcla de taxista y cantante, lo hubiera bordado, seguro. También Jesús Gil («Sigue recto y tal y tal») habría servido para esta tarea. Pero, desgraciadamente, ya no están entre nosotros. Otra opción, más chistosa, sería la de Torrente/Santiago Segura, que, por defecto, siempre te llevaría a un puti-club: «A la derecha, a la derecha, que hay unas chorbas…». O el calvo ese de la Sexta que retransmite los partidos de fútbol: «Gira a la izquerda, hombre, o a la derecha, tiqui-taca, tiqui-taca, ¿qué pasa, Salinas?
Aunque, casi mejor, apagar el GPS y poner música: Hay mañanas y noches / porque existe Bob Dylan. / Hay planetas y oxígeno / porque existe Bob Dylan. / Hay veranos e inviernos / porque existe Bob Dylan /Yo nunca he estado solo / porque existe Bob Dylan. (B.P)