Abro un libro de García Martín que compré este verano y que guardaba para leer en días de frío y lluvia , y me encuentro con esta primera frase: «A veces me despierto con la sensación de que todas las cosas por las que vale la pena vivir han ocurrido ya, de que, a partir de ahora, sólo me queda representar, desganadamente, el mismo argumento». Es una buena frase para empezar un libro, aunque no es una buena frase para empezar la tarde. Durante un tiempo, leí bastantes libros de García Martín y debo confesar que me sentía bastante identificado con él: a fin de cuentas era un profesor de literatura, algo irónico y bastante escéptico, con tendencia a la melancolía y al exabrupto. No era un mal modelo al que imitar, aunque ahora me da un poco de miedo identificarme con tanto pesimismo.
De García Martín también me gustaba mucho un poema que empezaba diciendo «Dame siempre placeres rutinarios. / Lo que ocurre una vez, no ocurre nunca», y acababa así: «Dame días iguales, no este instante sin tiempo / terco, distante, azul, inexistente».
Pues eso: danos días iguales porque incluso estos, al cabo del tiempo, parecerán distintos. Todo lo mudará la edad ligera. Por no hacer mudanza en su costumbre.
Feliz Año a todos.