Estilema

May 10, 2020

Antes

Filed under: Efímeros,Gente — signos @ 12:07 pm

En medio de tanto opinador, cuesta bastante ponerse a escribir. ¿Qué puedo aportar yo? Ciertamente, muy poco. Me asomo de vez en cuando al balcón y solamente bajo a la calle a comprar el pan y el periódico. El otro día llovía. Fui al quiosco y había una persona comprando el diario y hablando con la quiosquera. Aguardé manteniendo la distancia de seguridad mientras los oía hablar sobre lo mal que lo ha hecho el Gobierno. Decían que esta decisión de confinarnos a todos debería haberse tomado antes.

Cuando se dieron cuenta de que yo estaba allí, bajo la lluvia, esperando a ser atendido, interrumpieron su conversación. Saludé a la quiosquera y me llevé los dos periódicos que compro los domingos.

Como salir a la calle es, hoy por hoy, casi un delito, tal vez acabe aceptando esa oferta de suscripción digital que me sale de vez en cuando en el ordenador. Es más barato e higiénico. Además, como no me gustan este tipo de comentarios, estaré más tranquilo.

Pero volviendo al tema, naturalmente la decisión de confinarnos se debería haber tomado antes. Y si se hubiera tomado antes, no se hubieran producido tantos contagios y muertos. Y la gente que hace esta afirmación de Perogrullo, ¿se ha preguntado alguna vez por las decisiones que tenía que haber tomado antes? Yo mismo tenía que haber hecho muchas cosas antes y, seguro, todo me hubiera ido mejor. Debería haberme comprado antes este ordenador, por ejemplo. El que tenía era muy lento y con él ya no podía abrir muchos archivos. También tendría que haber entrado en el quirófano antes, con tanto dolor (pero me daba un poco de miedo) y que haber leído antes los artículos de Antonio Narbona y de Luis Cortes (y, de paso, haber coincidido antes este último). También debería haber hecho antes la tesis y haberme interesado antes por la sociolingüística y haber conocido antes a Milagros Aleza. Pensándolo bien, tendría que haber empezado antes con la natación (me ha ido muy bien) y, sí, debería haberme apuntado antes en el British

Todo, coño, tenía que haber hecho todo antes.

febrero 16, 2020

Misterios

Filed under: Efímeros — signos @ 5:35 pm

Recuerdo una canción de Serrat que acababa diciendo algo así como “De vez en cuando la vida  nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza”. Son unos versos un poco absurdos, pero la vida, a veces también lo es. De vez en cuando te pasan cosas que te descolocan totalmente, te sientes un tonto en  la calle, en medio de tanta gente que pasa y va a la suya sin saber nada de las vidas ajenas. No sé si sentado sobre una calabaza, pero sí sentado en un banco de cualquier parque, mirando sin mirar, haciendo sin hacer.  Tal vez fui yo alguna vez esa gente que pasaba sin saber nada de la persona sentada en un banco que había sufrido cualquier revés.  Ese banco lo vamos ocupando unos y otros a medida que se queda libre.

Estoy sentado en el banco escuchando una música de fondo y, al momento, me veo pasar por delante. Algo o alguien me dice que me una al paso de ese yo que camina, también escuchando una música de fondo. Lo hago y acabo fundiéndome con esa otra persona que –se supone– soy yo.

Sigo siendo yo (creo), pero… no sé. El suelo que piso ya no me parece tan seguro; el camino por el que transito me resulta poco reconocible.

Un misterio.

febrero 2, 2020

Bisoñé

Filed under: Efímeros,Escritura — signos @ 4:29 pm

Solo leo novelas en vacaciones, siempre por la tarde, en mi casa, mientras entra el sol de la tarde por un amplio ventanal. En los últimos días de diciembre, en “esos días tan entrañables”, me entretuve con una novela de Mendoza (El rey recibe, que, por cierto, recomiendo vivamente). En la página 301 me encontré con una palabra que me llamó la atención: bisoñé. “… se me acercó un individuo de mediana edad y corta estatura. Tenía la piel fláccida y los ojos saltones, vestía con discreta sencillez y llevaba un bisoñé de mala calidad que no engañaba a nadie”. Bisoñé se me antoja una palabra antigua, que ya no utiliza nadie. Mi madre tenía un especial ojo para detectar bisoñés. “Ese lleva bisoñé”, decía de muchos que salían por televisión en los años setenta. En realidad no sé si tenía especial ojo para descubrir calvas cubiertas con esta prenda o, como en la novela de Mendoza, hay bisoñés que no engañan a nadie.

El Diccionario de la lengua española dice que es “una peluca que cubre solo la parte superior de la cabeza”. Es una definición, ciertamente, decepcionante. Escuché una vez una charla del lexicógrafo Manuel Seco hablando del arte de la definición. Venía a decir que no cualquiera sirve para hacer un diccionario y que definir una palabra no es tarea fácil. La mayoría peca por defecto o por exceso. En este caso, el pecado viene por lo escueto de la definición. Tal vez la culpa la tenga su etimología, ya que bisoñé viene del francés besogneu, que significa ‘necesitado’. Pero este término lo que necesita es añadidos urgentes. Al ser algo ornamental, también el lexicógrafo tendría que haberse dejado llevar por el exceso verbal y añadir palabras completamente superfluas. Por ejemplo: “Postizo de pelo natural o artificial que se coloca en la parte más necesitada de la cabeza, por estar esta con poco o sin pelo, y que dota al que la lleva de un aire más jovial, festivo y hasta sandunguero”. Tampoco hubiera estado de más alguna recomendación útil: “Evítese su uso, en la medida de lo posible, en días de mucho viento”. Y, por último, una apostilla que hubiera firmado hasta el propio Mendoza.: “Se desaconseja comprarlos de mala calidad si no quiere ser objeto de chanza o cuchufleta”.

diciembre 23, 2019

Días como este

Filed under: Efímeros — signos @ 5:39 pm

Hoy es 20 de diciembre, el último día del trimestre, del cuatrimestre o de como diablos se llame. He vivido muchos días como este. Y ahora estoy aquí, en mitad de ninguna parte. Un poco perdido, como si estuviera en otra ciudad, junto a la boca del metro. Hace calor, una temperatura inusitada para esta época del año. Y viento, mucho viento. El cielo, muy negro, amenaza tormenta. Es como si fuera a venir el fin del mundo.

Ya no habrá muchos días como este, me digo. Pienso. Pero no sé por qué lo digo, ni por qué lo pienso.

Quiero quedarme un rato más en la avenida, viendo pasar a la gente. Es un día que no se parece a ninguno.

Al final, lo dejo estar. Bajo las escaleras y me pierdo por la estación. El metro no tarda demasiado en llegar: Facultats, Alameda, Colón, Xàtiva, Àngel Guimerà…

diciembre 1, 2019

Calzados Muro

Filed under: Efímeros,Gente — signos @ 12:58 pm

Cuando yo era niño el barrio era tu territorio. Traspasarlo era como cruzar una frontera. Para hacerlo tenías que subir a un autobús, el 7 o el 81, que te dejaban al otro lado del mundo.

A veces, en el colegio o en el instituto te mandaban leer La colmena o Cien años de soledad. Esos libros no estaban en la papelería de la esquina. Estaban en el centro. Había que ir a Maraguat o a Bello. Toda una aventura para aquellas tardes siempre frías del invierno. Algunos aprovechaban y se compraban también un Rotring, aquel tipo de rotulador que sustituyó a la plumilla con la que siempre nos manchábamos de tinta.

Otras veces tenías que comprar unos zapatos, pero en tu barrio no había ninguna zapatería. Entonces ibas con tu madre a Calzados Muro. Hace poco vi cerca de mi casa a un señor, ya muy mayor, que cruzaba a duras penas la avenida de Pérez Galdós. Me da pena decirlo, pero era un viejo decrépito. Ese señor era el encargado de Calzados Muro; desde mis ojos de niño un tipo alto y elegante que controlaba con toda eficacia aquella zapatería. En medio del tráfico de la ciudad mi mente conectó en un segundo ambas imágenes: la del encargado de Calzados Muro cuando él era joven y vestía con traje de chaqueta, y la de este otro encorvado y caduco que se detuvo, algo jadeante, a mi lado.

Estuve a punto de saludarle cuando sus ojos, claros y vidriosos, se cruzaron con los míos.

Pero enseguida vimos que se detenían los coches. Y ya todo volvió a la normalidad: el semáforo en verde para los peatones, las prisas por cruzar, el viento de poniente, el sonido de una ambulancia a lo lejos…

noviembre 3, 2019

Página 2

Filed under: Efímeros — signos @ 12:42 pm

Hace años que sigo el programa Página 2, en Televisión Española, un espacio sobre libros que te hace pasar un buen rato y te invita a leer títulos sugerentes. Empezó emitiéndose los domingos por la tarde-noche, sobre las ocho y media o nueve, y yo lo veía religiosamente, lloviese o tronase, sin ningún tipo de excusas. Detenía cualquier cosa que estuviera haciendo en ese momento o volvía más pronto a casa, si es que estaba fuera. Puedo decir que los domingos giraban en torno a ese programa, de tal manera que mis actividades quedaban condicionadas por la emisión de Página 2.  Luego lo cambiaron de día (un fastidio), pero yo seguía viéndolo, esta vez a través de internet. Por supuesto, lo hacía los domingos por la tarde. Seguía siendo mi última actividad de la semana. El postre de una buena comida.

Pero últimamente ya no lo veo o lo veo menos. A veces lo pongo y me aburre soberanamente. No me interesan apenas los autores que entrevista el presentador (que también me produce sopor) y los reportajes me resultan monótonos y repetitivos. Lo paso rápido y, las más de las veces, acabo quitándolo. Hoy mismo, domingo por la tarde, lo he parado para escribir este post. ¿Qué me está pasando?

Afortunadamente, he encontrado un libro (Aquí y ahora) que me ha llevado a nuevos libros. Busco en el programa al autor de este libro. Ni rastro de él.

Por cierto, hay una sección fija del programa en la que se trasladan a una ciudad española e indagan sobre su vida literaria. Me preguntaba con bastante curiosidad qué dirían de la mía. Valencia, ciertamente, no es una ciudad muy literaria. Apenas hay actividad relacionada con los libros (o yo no me entero, que todo es posible) y esperaba que este espacio me abriera los ojos. Por fin, le llegó el turno a Valencia. Pero el reportaje fue tan decepcionante que me llevó a un estado melancólico del que aún no me he recuperado: solo salía una escritora que ahora se dedica a labores políticas, un señor al que no conocía de nada y una librería de un barrio de moda. Ni una sola referencia a la librería Ramón Llull, tal vez la mejor de la ciudad, ni a históricas como París Valencia, Viridiana, Soriano o Tirant lo Blanc. Ni siquiera a aquellos que hacen una labor solidaria con los libros.

¡Con lo fácil que lo tenían! Solo tenían que haber preguntado a Juanjo Vellisca.

abril 15, 2017

Minimalismos

Filed under: Efímeros,Escritura — signos @ 12:50 pm

El diccionario define minimalismo como ‘tendencia estética o intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo’. Quitemos eso de ‘estética o intelectual’, que no me va nada, y centrémonos en la expresión de ‘lo esencial eliminando lo superfluo’. Ahora que hace tanto tiempo que no escribo en este blog y que ya poca gente me seguirá, es momento para expresar cosas que pienso, normalmente por la calle, mientras escucho música o la radio en un mp3, y me apetece escribir. Cosas sin importancia, tal vez superfluas, pero contadas eliminado lo superfluo. Así de paradójico.

b_n

Vamos allá.

febrero 28, 2015

Perdedores

Filed under: Efímeros,Escritura,Películas — signos @ 2:58 pm

Hace poco, haciendo zapping un viernes por la noche, me encontré con una película que había visto hace muchos años: Sinatra, dirigida por Francesc Betriu y basada en un libro de Raúl Núñez. Es una película de perdedores, esos que solo tienen cabida en la ficción, pero que nos resultaban muy atractivos. No sabíamos por qué, pero aquellas historias formaban parte de la vida, y por eso las sentíamos también como nuestras. El fracaso era un blues, una canción de Sabina, una película de John Huston, una novela de Henry Miller. El fracaso era también una estética, una pose, una manera de ver el mundo.

En esa época Raúl Núñez vivía en Valencia, lo mismo que Alfons Cervera, Víctor Orenga, Abelardo Muñoz. Ellos formaban parte del paisaje de aquellos años. Esos Sinatras te contaban historias hermosas en medio de la noche, casi cuando ya amanecía. Pero esos Sinatras han ido desapareciendo de la ciudad, barridos por horteras en BMW, empresarios de la noche y dinámicos emprendedores enganchados a las redes sociales. Para ellos, fracaso es solo una palabra “a eliminar” de su vocabulario.

Una lástima. Con el tiempo se acaba descubriendo que el éxito solo escondía apariencias, engaños, alegrías efímeras. Paradójicamente, esas historias de ficción que nos mostraban el fracaso, estaban llenas de vida. Porque la vida, lo descubrimos más tarde, eran esas historias que nos pasaban y que ellos contaban tan bien. Como decía Paul Auster, las cosas le pasan a quien sabe contarlas.

diciembre 31, 2014

2015

Filed under: Efímeros — signos @ 8:03 pm

Decía Faulkner que el pasado no pasa nunca, que ni siquiera es pasado, que es solo una dimensión del presente. Nos hacemos propósitos para el año venidero y juramos que vamos a cambiar, que el hombre (o mujer) que somos es ya pasado y nos vamos a convertir en una persona nueva: seremos más atléticos porque nos habremos apuntado a un gimnasio (ahora lo llaman gym) para rebajar barriga y culo. Estaremos más sanos porque solo beberemos zumos de frutas, tomaremos productos ecológicos y jamás olvidaremos comernos una manzana al día (o una pieza de fruta, que dicen los dietistas). También podremos viajar y relacionarnos con más gente porque al fin habrá dado resultado el método de idiomas que compramos en el kiosco con el periódico y hablaremos inglés con fluidez, con la suficiente, al menos, para decirle a quien te contradiga  Don’t piss me off!  ‘¡No me toques las pelotas!’, pírate ya, Fuck you.

Pero mañana será un día soleado, igual que hoy, y parcialmente nublado en el norte, como siempre. Dame siempre placeres rutinarios. Lo que ocurre una vez, no ocurre nunca decía el poeta. A lo mejor, si lo piensas,  no ha estado tan mal este año; a lo mejor no conviene superarlo con diamantes únicos que brillen demasiado en la memoria y oculten los días iguales, los de todos los días.

Igual es mejor subir en la barca y dejarse llevar por la corriente. Así, sin más. Si acaso puedes sumergir la mano en el agua para ver si la barca tira o no tira. O para ver si el agua está fresquita. O para añadir aventuras a tu travesía. ¡Qué se yo!

En fin, feliz 2015.

diciembre 16, 2014

Aproximaciones

Filed under: Efímeros,Escritura,Gente — signos @ 6:24 pm

Cerca de donde vivo, de donde he vivido en los últimos años, hay un bar que ahora se lo ha quedado un chino. No cierra nunca, ni siquiera el día de Navidad, y ha alterado la tranquilidad, siempre relativa, que tenía mi calle, al menos en los días de fiesta, o en verano, cuando la ciudad se queda desierta. Ahora, siempre hay frikis habitando la terraza de ese bar; ignoro dónde pasaban antes todos esos momentos, si en sus casas (que tendrán, supongo) o deambulando por la calle. Son tipos curiosos, siempre los mismos.

whisky

El otro día sorprendí a uno de ellos, borracho como una cuba, cantando una canción, que no llegué a reconocer, junto a una mesa, gesticulando y dirigiéndose con su canto a cuatro parroquianos que jugaban al dominó y que no le hacían ni puñetero caso. Lo vi allí, a mediodía del sábado, tomando la que me imagino era ya la undécima copa, con sus cantos folclóricos, y cuando volví de hacer deporte, más de dos horas después, continuaba allí, tambaleándose como un borracho de película, cantando y dirigiéndose, esta vez, a nadie, si acaso a un árbol con las ramas secas.

Crucé con él una mirada, tan solo una décima de segundo. Lo había visto otras veces, vestido con traje de chaqueta y siempre reunido con gente. Me recordó físicamente mucho a un conocido mío, un profesor e investigador, tal vez el mejor investigador que hay en España sobre didáctica de la lengua y la literatura. Ese investigador es un tipo genial y yo había hablado con él hacía poco tiempo por los pasillos de un congreso; hablé no de literatura, sino de política: del PSOE, de Podemos, de estos tiempos que estamos viviendo. Él, veterano militante socialista, no entendía (o entendía demasiado, por ser perro viejo) ese discurso incendiario de los jóvenes de Podemos.

El parecido físico entre los dos era increíble. El parecido (físico) entre aquellos tiempos y estos también es increíble. Tanto, que hasta cuesta creerlo. Quién sabe, tal vez con una copa lleguemos a aproximar posiciones. Entre aquello y esto, entre unos y otros, entre tú y yo.

¡Camarero! Venga ese güisquito.

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